27.4.09

Decepción y crecimiento

Cuando eres niño hay cosas que rompen tu corazón como saber que tus padres no van a vivir por siempre o que Santa Claus no existe... Luego creces y te das cuenta de que tu primer amor no era lo que creías que sería, piensas que en unos años vas a tener una cartera llena de dinero para hacer lo que se te antoje, o que vas a ser libre para llegar a la hora que quieras a casa.

Pero luego creces otro poco y de das cuenta que no estuvo tan mal saber que tus padres algún día no van a estar y te preparas para ello, y sin embargo no deja de romperte el corazón, así como tampoco deja de ser un poco triste despertar la mañana de Navidad y voltear a ver ese lugar donde aparecían mágicamente los juguetes de Santa Claus.

Así es la vida... y está llena de duras verdades, y con ellas algunas decepciones.

¿Decepciones? ¿Qué hay del nuevo trabajo que lucía fabuloso y luego descubres que no lo es? O cuando vas a un restaurante, pides algo que luce increíble en la carta y al probarlo no es lo que esperabas. Es duro pensar que cuentas con una persona y en el momento en que más necesitas su consejo o su apoyo, sencillamente no está, ¿no? O la vez que esperaste llegar a casa para abrir tu última compra y no funciona como esperabas o no te queda como parecía que lo haría.

Y como esos ejemplos seguramente debes tener cientos de ellos personalmente. Estoy segura de que muchas veces tus ilusiones sean grandes o pequeñas se han roto, y cuando eso sucede al menos yo he pensado un montón de veces: ¿cómo no lo pensé?

¿Qué has pensado tú?

Como sea, no creo que sea un problema, es más, ni siquiera creo que sea algo de que enojarse o sentirse mal (aunque muchas veces sea inevitable)... sólo es.

Hace poco pensaba que sea duro o no, todo tiene que cambiar. Como ejemplo me brinca a la cabeza la idea de alguna playera increíble de la infancia, pero por linda que fuera (y aún si no se hubiera puesto viejita o se hubiera roto), ¿cómo te verías usandola cuando ya no te queda?

Sencillamente no se puede... En todo caso lo mejor que puedes hacer es guardarla o solamente recordarla como "la playera favorita de cuando tenía 10 años". A mis ojos así son algunas ilusiones, dejan de quedarte bien y necesitas ponerte una que vaya más con quien eres ahora.

Lo mismo con el trabajo, te buscas uno nuevo que sea lo vaya con tu vida actual; buscas otro restaurante donde lo que se ve en la carta es lo que te sirven; aprendes a discernir entre quienes van estar ahí y quienes son de ocasión; haces mejores decisiones... y otras tantas cosas.

Es cierto que todo cambia y siempre aprendemos a adaptarnos (o terminamos haciéndolo eventualmente), pero nunca dejarán de haber cosas que nos rompan el corazón, nunca dejarán de haber lugares que nos hagan añorar alguna época, fotos que revivan algo o a alguien, y nunca habrán verdades que nos hagan sentir como esos niños desprotegidos y atemorizados.

Nadie ha dicho que sea facil crecer, de hecho no lo es, y nadie ha dicho que saber lo que a veces es duro sea malo, sólo es eso: duro; pero una vez que lo sabemos hay una mejor oportunidad de caminar sobre o a través de ello hacia el siguiente nivel con la mayor gracia posible.

Los angloparlantes dicen: I should have known better...

...Well, now you do.

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