"Da placer. No pierdas oportunidad de dar placer. Pues ese es el incesante y anónimo triunfo de un corazón verdaderamente amoroso."
Qué diferente sería la existencia de todos nosotros si nuestras vidas se rigieran por ideas como esta, qué distinto sería recibir las cosas que otros tienen para dar sabiendo que es en este tenor, y desgraciadamente no es así.
¿Alguna vez has ayudado a un anciano a caminar y aligerarle el paso? ¿Alguna vez le has sonreído a alguien que visiblemente está molesto o triste? ¿Alguna vez te has desprendido de algo que te gusta porque crees que alguien más lo necesita más que tú en ese momento?
Es cierto que quien recibe algo material o intangible de otro tiene algún beneficio, pero parece que las personas no comprenden que aunque fuera de lo ideal se mueven muchos motivos extraños, sí existen casos donde se trata de sólo mejorar su experiencia en la vida.
Hoy me siento bien porque tengo claro que me gusta hacer sentir mejor de lo que estaban a las personas a mi alrededor. No me quita algo darle mi asiento a alguien que acaba de llegar, no me canso mucho más por ofrecer una bebida, no me cuesta ofrecerme a hacer algún servicio que me quede de pasada en la ruta, o escuchar a alguien que lo necesita, o tratar de hacer reír a quien le caería bien una risa... tantas cosas. Por supuesto que no se trata de dañarse uno mismo por tratar de siempre estar dando, sin embargo quien da algo recibe mucho más siempre.
La persona que da placer a otros (Def. m. satisfacción , sensación agradable producida por la realización o suscepción de algo que gusta o complace) no sólo tiene la satisfacción de ver ese agrado en el otro sino que tiene el gusto de poderlo dar porque tiene suficiente para sí mismo incluso antes de ofrecer algo fuera de su ser. Entonces es verdad: "nadie puede dar algo que no tiene".
Es imposible ser amable (Def. Adj. complaciente, agradable y delicado en el trato con los demás) con la gente si en primer lugar no te haces sentir bien a tí mismo; no puedes ofrecerle amor a alguien si siempre te estás haciendo daño de formas físicas (vícios u otros) o mentales (baja autoestima, falta de respeto propio...) porque sólo lograrás codependencia motivada por los mismos motivos; ni pensar tener un consejo para alguien que lo necesita si no sabes ni cómo ayudarte a ti mismo; impensable tener la posibilidad de escuchar las experiencias, sueños, deseos o desaventura de quien está contigo si lo que necesitas es gritarle al mundo tus problemas... Es tan sencillo como que no puedes darle a alguien una moneda que no tienes en tu mano porque no existe.
Más allá de lo que se puede o no dar, en un plano que no debería ser mucho problema... hay personas para quienes es imposible recibir placer alguno sin importar qué tan grande o buena sea la oferta. No pueden hacerlo.
Es una pena encontrar a este tipo de personas porque es como ver a alguien dentro de un cubo de vidrio completamente vacío y seco, estando tú afuera en medio de un campo verde del que quieres compartirle el olor del pasto y no lo logras, el sonido de los pájaros y no escucha, lo fresco del agua y sencillamente es imposible que aprecien algo porque están sentados en medio de su cubo viendo hacia el piso cuando en realidad sólo tienen que alzar la mirada y abrir la escotilla de salida. Qué tristeza.
Vive hoy, ámate hoy, permítete sentir hoy, disfruta hoy, aprende hoy y llénate del mundo hoy... Mañana podría no llegar o tal vez el día que te atrevas a abrir la escotilla el otoño haya llegado a ese campo verde y quienes están ahí hoy para compartir contigo se hayan ido a otros campos a compartir su hoy con quienes hayan deseado hacerlo.
¿Qué has dado y recibido hoy? Piénsalo.